domingo, 5 de diciembre de 2010

Faith No More coronó un show a la altura del corazón de todo un país

“Gracias a ti Don Corleone”. La alusión de El Padrino  la realizó Mike Patton al mismísimo Don Francisco, en medio del show de cierre de la Teletón anoche en el Estadio Nacional.
Faltaban más de seis mil millones de pesos para cumplir la meta y el vocalista de la mítica banda Faith No More encendió al público que repletó el coliseo ñuñoíno y que también esperaba por Juan Luis Guerra.
Fue la guinda de la torta de una jornada consolidada en el tiempo y que es como una especie de Día de Acción de Gracias a la chilena, donde la solidaridad envuelve a los corazones en torno a la cruzada solidaria. La misma que impulsó un centenar de rostros televisivos durante las horas previas. La fauna televisiva se reunió nuevamente para dar pie a números musicales y sobre todo el humor. Una versión particular de los “Superamigos” abrió la madrugada sabatina que se encendió con la tradicional “Vedetón”, donde Carolina Oliva, “Blanquita Nieves” y Gissela Molinero arrancaron risas y suspiros.
Por supuesto que los testimonios formaron parte medular de la transmisión televisiva. La historia de Cristóbal Galleguillos, el niño símbolo de la Teletón, se encargó de conmover hasta al más reacio.
Al cierre de esta edición, pasada la medianoche, el cómputo registraba 15.764.471.202 pesos, unos mil millones menos que la meta, 16.589.850.127 pesos.
El optimismo era real, porque así ha sido siempre. Es el alma de un pueblo que por un día, es uno solo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Chinoy trajo a Chillán el placer de lo auténtico


Había expectación y cumplió con creces. La noche del viernes, Chinoy demostró por qué se erige como una de las voces más destacadas de la escena musical nacional.
En tiempos de parafernalia y pomposa liviandad, el cantante genera alivio y oxigena con su estilo minimalista. Premunido sólo de su guitarra, lo suyo es la esencia, lo humano, lo natural. Y es lo que el público valora. Por eso la Sala Schäfer ovacionó al artista nacional, catalogado como el continuador del canto nuevo, pero con una versión 2.0, donde la protesta ya no es eminentemente política, sino sobre todo cultural, contra el sistema claro está, pero también contra sus aplicaciones, en especial, la liviandad, lo superfluo y lo nihilista.
Al escuchar a Chinoy, es imposible no evocar a Bob Dylan. El “Bob Dylan chileno” como lo han llamado, calza a la perfección con su tempestuosa manera de tocar la guitarra, su voz rasgada, andrógina y desamparada.
Con un disco oficial en el cuerpo “Que salgan los dragones”, pero muchos no oficiales, el sanantonino, cuyo verdadero nombre es Mauricio Castillo, mostró en Chillán su mejor repertorio y apañó aún más la sintonía con el público que, como él, valora lo auténtico.

(Nota publicada el 24 de octubre de 2010, diario La Discusión de Chillán)

Chillanejos vivieron una noche de ensueño en impactante recital de Rush


Escuchar a Rush de por si es transportarse. Verlos en vivo, es entrar en una dimensión a la que se ingresa pocas veces en la vida. Una experiencia tántrica que agudiza los sentidos en torno a acordes rupturistas, pero melódicos en extremos. Es un golpe al mentón, un estremecimiento que invade todo el cuerpo, como el primer beso, como la primera vez que te enteras de que el amor de tu vida es correspondido.
Eso sintieron más de 40 mil fanáticos del trío canadiense, que se dieron cita la noche del domingo en el Estadio Nacional, en Santiago, hasta donde -como era de esperar- llegaron decenas de chillanejos que esperaron toda la vida este momento y en el que LA DISCUSIÓN también dijo presente, sumándose a la, tal vez, mayor expectativa de toda una generación que ya supera los 30 años.
El impacto llegó de entrada. Después de soportar los casi 30 grados de la soleada tarde dominical capitalina -amortizada eso si por un desfile sonoro con lo más granado del rock progresivo- llegó el momento esperado. 21 horas, el sol daba paso a una brisa tenue. Sin embargo, la temperatura subió de golpe con los primeros acordes de “Spirit of radio”, previo a un video donde se conceptualizaba el nombre de la gira “Time Machine” protagonizada cómicamente por los propios Rush.
Y ahí, sobre el escenario, estaba el clásico triunvirato Lee-Lifeson y Peart- para arremeter con furia melódica y, ya está dicho, estremecer los corazones de una fanaticada que gritaba a todo pulmón y que se abrazaba y hasta invocaba al cielo, para dar crédito al espectáculo que ebullía desde el estrado.
La ovación fue de marca mayor, de las más grandes que recuerde el recinto ñuñoíno y que se prolongó con “Time stand still”, de los pocos temas de la banda que sonaron en la radio.
Lo que vino después fue la prolongación de la histeria. En medio, destacó el reconocimiento de los canadienses a los mineros rescatados, con “Stick it out”. Notoria fue la inscripción 33 en la guitarra de Alex Lifeson.
La euforia marcó la primera mitad del show que debió tomar un receso “en vista de la avanzada edad de los integrantes” según se escuchó desde una voz en off. Las pulsaciones volvieron a subir a mil veinte minutos después, con los acordes de “Tom Sawyer”, en el que los decibeles obligaron a todo el estadio a mantenerse de pie, rasgando cuerdas imaginarias o simulando los mágicos movimientos de la batería. O cantando con el bueno de Geddy Lee.
Y siguieron muchos temas más: “Free will”, “Subdivisions” o “YYZ” dejaron atónitos a una asistencia en éxtasis y pronto sin voz.
“Sonido perfecto, un grupo fundamental en la historia del rock, había que estar acá”, comenta Enrique Herrera, mientras que otro chillanejo presente en Ñuñoa, Rodrigo Verdugo, no terminaba de reponerse de la impresión: “Es lejos, lo mejor que se ha visto este año”. “Fue emotivo, es la banda sonora de la adolescencia y de los tiempos de la universidad” evoca Miguel Lagos. Con seguridad, otros 40 mil, opinaron lo mismo.

(Nota publicada el 19 de octubre de 2010 en el diario La Discusión de Chillán)

viernes, 15 de octubre de 2010

Juan Illanes salió de madrugada y bromeando de la mina

01.40 horas, Patricio Robledo, infante de marina y enfermero de la Armada, llega hasta el fondo de la mina con una misión, rescatar a Juan Illanes. Al abrirse la cápsula, el técnico eléctrico, de 51 años, nacido en Bulnes pero con residencia en Chillán Viejo, recibe al rescatista con una sonrisa. En medio de las difusa imagen televisiva,la mueca de Illanes es inédita y diametralmenta opuesta al rostro lacónico con el cual llamó la atención del Presidente Piñera al recordarle que estuvo en el conflicto del canal Beagle en 1978. Reservado –sólo ayer se supo que la mentada carta que en secreto entregó al periodista de TVN, Amaro Gómez Pablo no era más que un saludo efusivo a su familia y a los chillanvejanos- su pálida y ahora más delgada humanidad derrochaba en silencio alegría.
02.04, y en la superficie una chicharra  alerta que la cápsula se encuentra entrando en el encamisado.
En la calle Ángel Parra, en Chillán Viejo, su madre Elsa Palma y su hermana, Justina, se aferran emocionadas a la pantalla. Su casa es un hervidero de emociones. Hay cinco medios de comunicación compartiendo la mesa familiar.
“Es emocionante, siempre soñamos con este día, pero nunca me puse en esta situación”, explicó Justina, con los ojos llorosos y un vaso de plástico con bebida en la mano, el mismo que amablemente sirvió a los periodistas presentes en su hogar.
Entonces, como todo ese día, la mirada nuevamente se concentra en la pantalla. La cápsula se asoma y ve la luz. La televisión capta a Carmen Baeza, la esposa del eléctrico egresado del Insuco. Enfundada en un abrigo gris claro y con una bufanda sin pasar por el cuello, su rostro, duro y marcado por la espera, parece inmutable. “No sé que le voy a decir” había dicho antes. No fue necesario, las palabras sobraron. 02:07, ¡Grande Illanes! Se escucha en la superficie mientras la Fenix II sale completamente del ducto. La Compuerta se abre y el chillanejo emerge con los brazos en alto, en su primer contacto con el exterior, después de 68 días bajo 700 metros. Visiblemente más delgado, premunido de gafas y rebozante de alegría, si figura luce más jovial que aquella inerte fotografía exhibida una y otra vez en los medios.
Sus primeras palabras: “Tengo mucho público”, comenta con humor. ¿Cómo estuvo el viaje?-le preguntan- “Bueno, bueno, un crucero”- replica, siempre con la sonrisa a flor de piel. Llegan los abrazos. Largo y tendido con Carmen. No hubo beso. A continuación, el turno del presidente, la primera dama y el ingeniero Andrés Sougarret. Otro ingeniero se le presente y le balbucea: “Este pozo lo hiciste tu”, “así dicen”, responde Illanes y repite.. “así dicen”, aludiendo a la maniobra clave realizada abajo, que le permitió “recibir” a la T-130 y la consiguiente explosión para permitir el paso de la perforadora.
El hombre ahora está tendido en una camilla para el chequeo de control. 02:10, la cámara lo deja. La atención la tiene ahora Carlos Mamani, minero boliviano que, tal como el chillanejo, tal como otros 31, tal como miles más, llegan regularmente a la mina en busca de un futuro mejor.  

(Relato de rescate a minero chillanvejano Juan Illanes desde la perspectiva de un lector de Chillán 14-10-2010)

domingo, 15 de noviembre de 2009

Protesta por aranceles: El levantamiento de los postergados

En una charla con un amigo respecto a por qué candidato había que votar en las próximas elecciones, me sorprendió con una reflexión: "Siempre votaba por la Concertación, pero ahora ya no: La razón, simple, la orfandad en que los suscesivos gobiernos democráticos, han sumido a la educación superior pública".
Aunque radical, la postura de mi amigo si se dimensiona, no deja de ser descabellada. Si hay un talón de aquiles de los gobiernos de la Concertación, es la escasa prioridad que le han dado a un tema que tiene que ver con la educación de la mayor parte de la clase media de este país.
Primero, y tal vez partiendo de lo más burdo, se trata de una inconsecuencia brutal, el hecho de que desde Frei, a Bachelet, pasando por Aylwin y Lagos, sumándose todos los ministros y autoridades principales del país, todos ellos, estudiaron gratis, en universidades públicas, sobre todo en la U de Chile.
Segundo, porque a sabiendas del desmembramiento de la Casa de Bello, por parte de los Chicago Boys, durante la dictadura militar, no han movido un dedo por fortalecer las alicaídas arcas de los parientes pobres de la "Chile".
Para hablar de universidades estatales, no basta con relacionarlas con el Consejo de Rectores. A no confundirse. Las universiades públicas propiamente tales corresponden a las antiguas sedes regionales de la U, desmanteladas y dejadas bajo el arbitrio de la autogestión. En este grupo aparecen las universidades de Tarapacá, Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Bío Bío, La Frontera, entre otras. Todas, tienen la particularidad de recibir en sus filas a los alumnos provenientes de los quitiles más pobres del país. Y aquí, comienzas las contradicciones políticas y la indignación. Cada uno de estos planteles, al recibir en su mayor parte a alumnos provenientes de liceos municipales (con el consabido rol social que ello implica) y sumado a ello, la dictación en muchos casos de carreras humanistas (como sociología, periodismo, pedagogías y antropólogía) recibe en promedio a alumnos con bajo puntaje de la PSU, anteriormente PAA. Por esta razón, son las que menos reciben aporte estatal directo por parte del Estado: Por este concepto si son privilegiadas otras ues que sin ser estatales, forman parte del Consejo de Rectores y gozan de mayor prestigio, como la Universidad Austral, la U Católica o la U de Concepción.
Basta un ejemplo. La Universidad del Bío Bío, recibe apenas el 7% de la asignación directa e indirecta del Estado. Por si fuera poco, la poca plata que reciben del Estado, les impiden entregar créditos universitarios a todos los alumnos que lo requieren, privilegiando a los estudiantes de situación socioeconómica más vulnerable, pero dejando sin opción de crédito a una inmensa mayoría donde por el sólo hecho de que el padre gane un sueldo entre 500 mil y 700 mil pesos, estén de inmediato impedidos de obtener créditos.
Para revertir este déficit, los planteles han optado por asumir créditos con la banca privada de manera de entregar más beneficios a los estudiantes, quienes a su vez, terminan contrayendo la deuda con los bancos.
Las universidades, en este contexto, no tiene otra que autofinanciarse a través del cobro de aranceles abusivos e inverosímiles para la calidad de educación y la infraestructura que poseen.
¿De qué va todo esto actualmente?. Cansados de ver a sus padres endeudados y sin margen para seguir pagando la univerisidad, estudiantes de estos planteles han iniciado diversas movilizaciones para intentar congelar los valores de las carreras. Lo consiguieron en la Ude Concepción. En la UBB, pese a llevar cuatro semanas en toma, el rector ni siquiera se ha dignado a recibir a los estudiantes, hasta que estos suelten la movilización. Equivocadamente, en este caso, el rector, Héctor Gaete, no ha tenido la claridad para explicar a los alumnos que el tema de los aranceles representa una piedra en el zapato para la universidad, y en lugar de sumarse a las demandas de los alumnos, para pedir al gobierno más recursos, se ha enclaustrado, asesorado por expertos en marketing, impidiendo el diálogo. ¿A qué intereses políticos obedecerá su cargo, que no puede ir en contra del Gobierno por la injusticia histórica cometida por el Estado en contra de las familias de clase media?.
La situación de los alumnos de la UBB, por citar el caso más extremo, es el fiel reflejo de la crisis estructural en que se encuentra la educación superior estatal. Sometida a vejámenes diarios, luchando contra planteles privados que no cargan el peso de tener que brindar educación a los sectores socioeconómico más postergados, la protesta del estudiantado es un grito en silencio, poco influyente en la opinión pública y sin presencia en los grandes medios de comunicación. Pero no por ello, menos importante. El Estado tiene que hacer su pega. Me acuerdo del actual gobierno y las próximas elecciones, y me tiento pensar como mi amigo.